Cuando el día se quedó sin noche
Llega el día, llega la noche, llega el día, llega la noche, una vez y otra vez y una vez mas, todo el tiempo, por toda la eternidad.
El día y la noche, se juraron amor por siempre, sin pensar que para estar enamorados deben amarse y no solo decirse.
Porque el amor se hace todos los días, minuto a minuto.
Y no solo me refiero al hecho de amarse apasionadamente, sino amarse envejecidamente, cuando la mente esta flácida, cuando el cuerpo esta caído; hablo de amar por siempre.
Así se deberían haber amado el día y la noche, amor al extremos, pero no, se confiaron y pensaron que por ser ellos bastaba con decirlo.
Y así, día y noche, noche y día hasta que una noche no llego día y pasaron noches de noches y noche entre lágrimas debía seguir entregando su oscuridad, se deshacía capa por capa, gota por gota, sin descanso.
Noche desesperada dejo la constelación y fue por el supra universo en busca de día.
Pasaron cien mil cosas, aventuras irrepetibles, y en un momento inesperado encontró a día.
Estaba en un bar apagando las penas, también estaba El Flaco, Cerati y Sabina...
Allí noche y día hablaron, se contaron cosas de la vida, se miraron, se tocaron, se besaron y luego se amaron en un amanecer perfecto.
Y así desde ese instante no dejaron de tocarse, en todo momento, dando los más espectaculares anocheceres y despertando en cada amanecer.
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